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sábado, 14 de mayo de 2011

La verdadera presencia de Dios

No,no es un post bíblico o de esos que buscan concientizar a las personas sobre la relación con Dios o la religión. Esto es algo mucho más personal. Ayer descubrí cuán soberbio, arrogante, rencoroso y vengativo (al menos de pensamiento) soy. Sucede que me iba a reunir con una amiga (conocida intima en realidad, en camino a ser amigos) que no veía hace como 11 años, y más que por verla era por la posibilidad de trabajo, que tanto lo necesito como cualquiera. Estaba con la laptop (uso un maletín común y corriente, no el típico maletín para laptops) esperando la movilidad, que por cierto demora en venir. Y vino una, justo a tiempo y al querer abordarla el chofer arrancó a toda velocidad. Creo que pensó que tenía un enorme maletín y como siempre me siento en el asiento delantero, asumo que creyó que estorbaría o que se yo.

Mi reacción fue inmediata: deseaba poder tener a un policía a la mano para seguirlo y darle un escarmiento, le desee lo peor, le pedí a Dios que lo castigue, me imaginé toparme con el y romperle la cara a golpes. Y otras cosas más que honestamente de momento no recuerdo (es en serio), pero que seguro no bajaban de revoluciones ni intenciones a las ya mencionadas.

Y bueno, estaba a punto de tomar un taxi, pero no quería gastar el dinero que mi madre me había dado para una emergencia, cuando faltando 5 minutos para la hora establecida para la reunión llegó otra movilidad, y llegué con 15 minutos de tardanza. No hubo problema excepto que a mi me molesta llegar tarde, pero llegué y todo salió muy bien en la reunión. Una prueba más de como Dios cuida a sus hijos, enseñándoles de las formas más impensadas como eficientes. No diré que he cambiado para siempre, pero si que al haberme dado cuenta de mi mediocridad, o parte de mi personalidad, será, espero, un poco más sencillo convivir conmigo mismo. Gracias a Dios por ello.