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miércoles, 2 de mayo de 2012

Realidades

No todos los días, vamos, en ningún día de la vida uno esta preparado (y que me disculpen los sacerdotes de las distintas religiones y los miembros de las llamadas fuerzas especiales militares que juran y perjuran que están siempre listos para enfrentarlo) para aceptar la muerte como un evento “fortuito, eminente y cercano”. No es justo. No digo que uno debería tener poder de decisión sobre el cuando y como, sería ideal, sino que no es justo cuando rompe su carácter de “vía natural”. Los niños disfrutan la vida sin responsabilidad y con naturalidad; los jóvenes aprenden la maravillosa complejidad de lo que es la vida en si; los adultos mantenemos la vida para los niños y jóvenes; los ancianos tunel1contemplan su obra y dejan enseñanza invaluable… y luego se retiran de este mundo para dejar espacio para los que vienen. Esa es una ley natural: nacer, crecer, reproducirse (si es posible) y morir.

El que la última instancia aparezca antes, no es natural. Y por eso digo que uno nunca esta preparado para ello. Mi padre, un año antes de su partida, lloró unos segundos presa del miedo por lo que iba a pasar. Es un misterio. Uno puede simplemente apagar todo y bye; puede irse a reunir con el creador y si hiciste malandrada y media en tu vida ya estas jodido; puede reencarnar o simplemente podemos regresar como energía al universo y tal vez terminar en otra instancia, otra cosa o que se yo. Sentencia que da el médico con análisis y papeles que le respalda. No saldré de esta, eso lo tengo claro. Tal vez no llegué a fin de año, y no se. No lamento lo que hice de mi vida pues me hicieron el hombre que soy en la actualidad. Lamento, eso si, no poder volver a vivir el amor. Mientras tanto, jugaré a la vida, a que no pasó nada. Dicen que si siguiera el tratamiento incrementaría mis opciones y posibilidades. Seguramente. Pero ¿saben?, yo quiero tener control y decisión de mi vida aún en estas jodidas circunstancias. Y si estoy equivocado, pues ni modo. Nadie es perfecto y yo estoy mucho más lejos de aquellos que casi logran llegar a la perfección no ideal establecida.

Extraño el tener una amiga, amante, esposa, compañera, socia…. todo en una sola persona imperfecta pero a mis ojos más que ideal sino perfecta. Es lo que más extrañaré de esta vida, la capacidad de amar. Ya me dijeron 2 veces “te quedan tantos meses”. Bah. Sigo aquí. Pero esta vez ha sido diferente. Esta vez no podré engañar a la realidad con el falso optimismo. Así que dejemos las estupideces de “lo último que se pierde es la esperanza”, “siempre hay la posibilidad de que descubran un nuevo tratamiento”, no pierdas la fe”.

Primero, lo último que se pierde es la vida, no la esperanza. Esperanza hay, pero igual uno pierde; si puede aparecer un nuevo tratamiento pero JAMÁS es un tratamiento barato, sino comercialmente inalcanzable…. y la fe no se pierde, sino que nuestro miedo natural a morir supera con creces la idea y pensamiento de lo que la fe implica. Y si no me creen, veamos que hacen si llegan a estar en una situación similar. Y si me dicen que han habido casos en que se han salvado y vivieron felices el resto de su vida natural hasta ser viejos como matusalén, ok, es verdad. Pero hay muchos más que no lo lograron.

Había una mujer, muy guapa y sexy, calva por la quimio, que la conocí por la frecuencia de mis consultas. Una vez me dijo “¿te animas a un polvo?”. Dije que no porque ya no estoy en edad de ese tipo de sexo casual. Hace 2 días falleció. ¿Quienes vinieron a verla?. Su familia pero sólo porque querían confirmar su deceso ya que el departamento donde ella vivía estaba en litigio con su familia. En su cremación, bien gracias, 3 gatos, 1 pericote y 2 palomas. Así que no me vengan con que “la esperanza es lo último que se pierde”. Sorry.