Páginas

viernes, 11 de febrero de 2011

Silencios

Todo en mi vida se rige bajo unos hábitos que son, creo yo, más bien genéticos por lo arraigados, empiezo con entusiasmo, me mantengo con cautela y termino en silencio, aunque a veces hago abandono. Voy para el medio siglo de vida y hago balance. No me gusta lo que veo aunque en desmedro de una evaluación estricta y espero imparcial admito claramente que puedo estar omitiendo hechos o siendo simplemente injusto conmigo mismo. Muchos reconocen valores en mi que los reconozco pero no los valoro como tal. ¿Por que seré así?. Preguntas como estas adornan mi pensamiento diario, cobijan mi sueño y susurran a mi oído al despertarme.

quietud-1Muchos ven horizontes; otros que no alcanzan a ver un horizonte son como Pitágoras, que presintió la redondez de la tierra, vislumbran la existencia del horizonte; algunos simplemente prefieren creer en la existencia de un horizonte y finalmente los hay que no pueden encontrar la brújula del camino. Yo estoy, lamento admitirlo, más en el último grupo aunque tengo la filosofía del tercer grupo. Y es que hay situaciones, como la de agregar más de agua a la leche evaporada para que haga más de 1 litro y duré más, que hacen que uno medite sobre en que momento se tomó la o las decisiones erradas que llevaron a una situación no deseada. Y sin embargo no reniego de mi carácter y formación. Al final, y lo digo con ironía confesa, pesa más el buen hombre que el mal hombre. Admito errores y ofrezco sinceras disculpas sin pensarlo mucho pero tampoco como un acto reflejo. Deseo y anhelo venganza y revancha, daño y odio, pero sólo quedan en pensamientos que saltan como resortes al accionar una trampa antigua que ya no tiene potencia ni puntería. Recuerdo que puede, en más de una oportunidad, hacer daño y sin embargo no lo hice. De eso estoy orgulloso pero no del hecho de haber llegado a desear algo así a otra persona.

Los silencios no son tales como se cree, me parece, porque el silencio absoluto no existe ya que siempre hay un sonido persistente en nuestras mentes, en nuestras vidas. Ese sonido es el latir de nuestro corazón que nos dice simplemente “y bueno, ¿a donde vamos?”. Y es en esta pregunta tan simple como profunda en que muchos, incluyéndome por supuesto, encontramos sombras y nos perdemos porque más de una vez quisiéramos un poco de quietud y no pensar en ir a algún lugar. Pero los días pasan y cuando llegué la noche de hoy viernes tal vez haya terminado de ver mi estudio, tal vez haya venido el gasfitero, tal vez se haya solucionado el problema del baño, tal vez se haya definido que cocinaré para el fin de semana, tal vez alcance a ver una película que me interesa y tal vez terminé la noche con algo nuevo en mi experiencia.

Pero dentro de tantos tal veces, y no por pesimismo sino por prudencia los he dicho, hay algo que es muy probable más que un tal vez que se llegue a dar esta noche: en la soledad de mis pensamientos escucharé la pregunta ¿y ahora a donde vamos?. ¿A donde voy?. Crecer no es un proceso fácil ni tampoco un proceso que se detiene ni aminora su fuerza o complejidad. Cambia y se adapta a nosotros de acuerdo a nuestras acciones.  Es ahora tan difícil crecer como lo fue en mi adolescencia y en mi niñez. Por eso tengo periodos de silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar. Te pido consideres, antes de ingresar tu comentario, mantener un lenguaje apropiado, exento de vulgaridades y palabras peyorativas. No hay restricción en cuanto a posturas y creencias de cualquier tipo, sólo en el lenguaje que utilices. Nuevamente gracias por comentar y espero que no sea la última vez. Bendiciones.