Lo pobre no quita lo sano

Hubo una época en mi vida en que lo tuve todo. Estaba fuera del país casi 8 meses al año, tocando en diversos lugares (piano clásico). Visité los 10 países de sudamérica, Panamá, Honduras y Guatemala, México, 8 países de Europa (España, Italia, Alemania, Holanda, Portugal, Suecia, Inglaterra y Bélgica), la ex U.R.S.S. (Leningrado y Moscú), Australia y Japón (Tokio y Osaka). Si, viajé mucho entre mis 15 y 25 años. No pude conocer mucho porque mi rutina era siempre la misma: llegar al aeropuerto Jorge Chávez,  subir al avión (sólo 4 veces en primera clase), aguantar las horas de viaje (fue cuando viajé a Sídney que tuve, con trasbordos y demás, el viaje más largo: 28 horas), llegar, ir al hotel (si llegaba de mañana entonces en la tarde tenía ensayo, si llegaba en la tarde o de noche el ensayo era el día siguiente a primera hora), cenar y descansar (no importa si no había problemas de altura, era lo que me exigían), al día siguiente siempre un ensayo por la mañana (aún si hubiera tenido otro el día que llegaba) y en la tarde o noche era la presentación, tocaba, una hora en la recepción luego del concierto y de ahí al hotel a descansar y en la mañana (o madrugada, aunque hubo pocas veces que del teatro al hotel y de ahí al aeropuerto) al aeropuerto y al siguiente lugar. No había tiempo para turistear (sorry si la palabra no existe).

No era un pianista de primer nivel. Si comparamos con el fútbol, yo estaba en la primera división pero por encima de ella estaba la división internacional, la elite, los que tienen una agenda de 100 conciertos al año y honorarios no menores de $10,000.00 por presentación (y sin contar las regalías por grabaciones de Lp y/o CD’s). Sólo 3 veces obtuve un contrato de poco más de $5,000.00. Nunca grabé un disco, de ningún tipo.

Si, como dijo mi última pareja “pasaste de tener mucho a no tener nada y ahora a tener un poco”. Y si es verdad. Malas decisiones en parte y en otra, supongo que algo relacionado con el karma (vamos, a alguien debo de culpar en parte jejejeje).

Luego del divorcio las cosas no volvieron a ser jamás las mismas. Prácticamente en quiebra, si he sobrevivido es porque de verdad existe Dios y me tiene una confianza que aún no puedo explicármela por que. Digo, no soy el mejor de sus hijos, eso esta claro, pero tampoco soy el grano que molesta y uno quiere reventarlo y desaparecerlo. Tiendo más a ser un buen hijo, más no un santo. El padre Víctor me dijo que todos debemos aspirar a ser santos pero no los que se publicitan en estampitas y demás (marketing celestial digo yo) sino a buscar ese grado de perfección. Me pregunto ¿para que?. Digo, con buena voluntad, fe y rectitud no se pagan las cuentas ni se compra el pan ni el arroz. Mi dieta es muy limitada porque aunque soy buen cocinero no hay muchas ganas de hacer las cosas elaboradas que solía hacer. Prefiero lo práctico.

Y si me cuida mi padre porque hasta ahora no ha faltado comida y salud en mi familia y en mi vida. Dicen que todo esto pasa porque Dios esta preparando algo maravilloso para mi en el futuro. Propaganda cristiana (una ex-pareja cristiana me decía eso). Como sea, podré estar pobre y sin horizonte alguno porque sigo en el valle y no he llegado a la cima porque no encuentro la maldita salida, pero gozo de salud. ¿Para que?. Vaya uno a saber, mientras tanto, sigo con mis placebos y mis inquietudes egocentristas buscando un equilibrio que no creo tenerlo y si lo tengo no logro percibirlo.